Con un pico creciente en el número de casos de la COVID-19, en Latinoamérica es importante tomar en cuenta la frecuencia en el lavado de manos y el procedimiento correcto para eliminar micro partículas contaminantes.
¿Cómo lavas las manos sin un servicio de agua constante? Según la encuesta realizada en junio del 2019 por el Observatorio Venezolano de Servicios Públicos solamente el 23% de los encuestados tenía un servicio de agua constante, hay un 12% que no recibe el servicio y para algunos llega por la tubería cada dos meses.
Para muchas personas en el mundo, afectadas por guerras o pobreza extrema, es un lujo contar con una fuente de agua para cubrir algunas necesidades. Varias organizaciones de ayuda humanitaria aseguran que alrededor de 3.000 millones de personas no pueden lavarse las manos en sus casas.
Los lugares públicos donde se distribuye el agua desde camiones, no es el lugar donde se respete de la mejor manera la distancia social, que representa uno de los pilares para prevenir la transmisión del coronavirus. Es preocupante que los fondos económicos sean destinados solamente en investigaciones para el desarrollo de una vacuna y se descuiden los procesos de prevención.
La vinculación definitiva entre la tasa de contagio de la COVID-19 y el acceso al agua no es fácil sin una investigación más profunda, comentó Gregory Bulit, quien trabaja con el equipo de agua y saneamiento de UNICEF, «pero lo que sabemos es que, sin agua, el riesgo aumenta».
En un trabajo para AP en Zimbabue Violet Manuel, de 72 años dijo: «¿Distancia social aquí?», preguntó Manuel con amargura. Suspiró aliviada una vez que recibió sus 40 litros asignados (10,5 galones) pero le preocupa el riesgo de contraer el coronavirus que provoca el COVID-19.
En algunos sectores de Venezuela personas se han visto obligadas a romper el confinamiento para salir en búsqueda de agua. En el estado Carabobo se incluyeron 25 nuevos camiones cisternas para ayudar a la población con un servicio deficiente.