La Reina del Soul, Aretha Franklin, falleció este jueves en Detroit a los 76 años. Fue hija de un conocido reverendo y comenzó a cantar en el coro de la iglesia de su padre, sacudió el panorama musical de los 60 al introducir los recursos del góspel. Algunos de sus más grandes éxitos, que hoy día son reconocidos como legendarios, están en la memoria de varias generaciones: Respect o (You make me feel) A natural woman.
En 2010 sufrió un cáncer de páncreas y su salud había empeorado hace unos meses. El representante de la artista confirmó el fallecimiento, según la agencia AP, a causa del cáncer de páncreas. Con ella desaparece la última gran superviviente de la era dorada de la música negra estadounidense.
Aretha cosechó 44 nominaciones y 18 Grammy, además sumó 75 millones de discos vendidos. La diva de Memphis llevaba años luchando contra el cáncer pero aún tuvo tiempo de grabar un último disco, “A Brand New Me”.
Muchos de los episodios turbios de su vida quedaron retratados -para su disgusto- en una biografía de 2014 (RESPECT: The life of Aretha Franklin) publicada por David Ritz, quien años antes había trabajado para ella como escritor fantasma de una autobiografía que la artista se encargó de edulcorar.
Su última actuación tuvo lugar el pasado noviembre, en Nueva York, con motivo del 25 aniversario de la fundación contra el Sida de Elton John.
Llegó incluso a reemplazar a Luciano Pavarotti en los Grammy de 1998. Su versión del Nessum Dorma de Puccini se ha convertido en un clásico. También cuenta en su haber con la interpretación del himno nacional americano durante la ceremonia de la Super Bowl en su casa, Detroit, en 2006, y una versión de Rolling in the Deep, de Adele, y de Ain’t no Mountain High Enough, frente a David Letterman, que le sirvió para convertirse en la primera mujer en alcanzar los 100 éxitos en la listas de R&B/Hip-Hop del Billboard.