Nuestro olfato, ese sexto sentido que nos conecta con el mundo, es capaz de detectar un billón de olores. Y en Canoabo, en los valles altos de Carabobo, cada amanecer es una sinfonía de aromas que nos envuelve y transporta a un mundo de sabores.
Imagina salir a caminar por las calles de este pintoresco pueblo y, sin darte cuenta, tus sentidos se agudizan ante la tentadora fragancia que se escapa por las ventanas de las casas. Es el inconfundible aroma de las arepas cocinándose en el budare, ese arte culinario que convierte simples ingredientes en un manjar capaz de despertar cualquier apetito.
Los desayunos en Venezuela son un ritual ancestral. El olor a maíz tostado se mezcla con el aroma del café recién hecho, creando una atmósfera cálida y acogedora que te invita a sentarte en la mesa y disfrutar de un desayuno auténticamente venezolano.
Canoabo es un pueblo con magia. En el Portón de don Antonio ubicado en la calle Bolívar, esquina con Calle el Sol, podrás sumergirte en una experiencia gastronómica única. Allí, los sabores y olores se entrelazan para contar la historia de este pueblo y de todo un país. Cada bocado te transportará a la Venezuela de antaño, donde la comida era mucho más que un simple alimento, era una expresión de cultura y tradición.
La clave del éxito de este restaurante radica en la utilización de productos frescos y locales. Las arepas, hechas en un budare o a la leña, se acompañan de una variedad de quesos, mantequilla, aguacate,caraotas y otros ingredientes que resaltan su auténtico sabor.
Si buscas una experiencia gastronómica auténtica y memorable, el Portón de don Antonio en Canoabo es el lugar ideal.