En el año 2015, Dewayne Johnson preparó una demanda contra Monsanto, el gigante agroquímico estadounidense. Johnson se desempeñaba en el oficio de la jardinería y aplicaba aproximadamente cada 12 días el producto Roundup o Ranger Pro, en instalaciones escolares ubicadas al norte de San Francisco en 2012.
En 2014 fue diagnosticado con Linfoma No Hodgkin, una modalidad de cáncer caracterizada por la sobreproducción de linfocitos anormales.
Monsanto es una empresa que goza de muy buena salud económica. En 2017 contaban con ingresos netos de 2.000 millones de dólares.
Monsatan, nombre que le dan sus detractores al gigante comprado por Bayer en 60 mil millones de dólares en junio pasado, deberá pagar US$39 millones en compensación y US$250 millones por daños al jardinero. La justicia parece llegar tarde pero será el primero de muchos golpes que deba enfrentar el departamento de legal de la empresa.
Para la jueza Suzanne Ramos Bolanos, el veredictos está sustentado en que la empresa omitió advertir a Johnson sobre el riesgos que representaba la manipulación del herbicida, la investigación determinó también que el glifosato presentó un peligro sustancial y que había pruebas claras y convincentes de que la empresa había actuado con malicia y de manera represiva.
Por primera vez fueron investigados archivos internos por parte del jurado. Demostraban el conocimiento de Monsanto desde hace décadas sobre los efectos cancerígenos del glifosato.
Para los médicos es poco probable que Johnson viva hasta el 2020, y no existen millones de dólares que le devuelvan la salud al jardinero. Su vida llegará al fin; ¿cuándo será el fin de Monsanto?