Por: Zes
En todas las disciplinas deportivas existe contacto físico. Es imposible que algunos jugadores, en el calor del juego, no se digan palabras y palabrotas para tratar de afectar psicológicamente, al contrario.
Empujones, cabezazos, zancadillas y mentadas de madre, al parecer es algo común en deportes como el fútbol, baloncesto y hasta en el béisbol. Se ven actitudes violentas que sin dudarlo envían un mensaje a los fanáticos, un mensaje que no va claro y que el fanático por su propia condición no sabe interpretar.
“Te conozco mamagüevo, le diste un coñazo en la cara. Néstor aprende a perder”, le dijo Michael Carrera a Néstor Colmenares en el tercer juego de la final de LPB, cuando TrotamundosBBC lograba remontar con una diferencia de 19 puntos a Guaros de Lara.
Tipos de jugadores como Néstor Colmenares, sobran. En el mejor baloncesto del mundo, no podemos olvidar a Dennis Rodman y Charles Barkley, dos problemáticos en la cancha y que salvando las distancias con Colmenares, también enviaban ese mensaje violento a todos los espectadores.
“En Barquisimeto te vamos es a coger”, aseguró Colmenares para tratar de desajustar la psiquis, en esta oportunidad, de David Cubillán.
Esos mensajes los escucha el espectador y la presión va subiendo dentro y fuera del tabloncillo. Lo que sucedió en ese tercer juego de la final fue producto de la impotencia de los jugadores larenses al verse perdidos, sumado al mensaje violento que emana desde el banquillo de Guaros de Lara. El juego ya había terminado, el resultado ya estaba decretado, no había necesidad de llegar a los golpes, no se solucionaba nada, perdió el fanático, la liga y se han podido perder vidas.
El arbitraje debe controlar lo que pasa en la cancha. Es inaceptable que un jugador golpee con el puño cerrado al rival y se deje continuar la jugada. Es imposible que controlen las palabras, pero al detectar la violencia verbal, debe existir una advertencia más allá del famoso “no lo agarres”, es lo único que se escucha por parte de los árbitros.
Los fanáticos deben jugar su rol dentro de las normas. Los jugadores deben entender que la violencia que se refleja en la cancha llega hasta las tribunas. Los árbitros deben ser más estrictos con algunos fanáticos y con jugadores, para que exista más baloncesto y menos violencia.