En el corazón de Los Ángeles, los estantes de bambú y las teteras artesanales de Kettl reciben a una clientela ávida de matcha, el polvo verde que se ha convertido en la bebida fetiche de las redes sociales y las tiendas de té. Sin embargo, detrás de esta fiebre global, los productores japoneses viven una realidad muy distinta: la demanda internacional supera con creces la capacidad de producción y amenaza con alterar la esencia de este “oro verde”.
Explosión de demanda internacional
El fenómeno no es menor. En 2024, el matcha representó más de la mitad de las 8.798 toneladas de té verde exportadas por Japón, duplicando las cifras de hace una década. El mercado global de matcha ronda los 3.300 millones de dólares y sigue al alza, impulsado por consumidores que buscan tanto su sabor como sus beneficios antioxidantes y su aporte de cafeína.
Precios en máximos históricos
El furor ha disparado los precios a niveles récord. En la primera subasta de la temporada en Kioto, el kilo de tencha —la hoja base del matcha— alcanzó los 8.235 yenes (unos 57 dólares), un 70% más que el año anterior. En tiendas especializadas de Los Ángeles, los paquetes de 20 gramos se venden entre 25 y más de 100 dólares, dependiendo de la variedad.
Producción artesanal y limitada
La elaboración del matcha es un arte: las hojas se cultivan a la sombra, se recolectan a mano y se muelen en piedra. Este proceso, que prioriza la calidad y la tradición, limita la capacidad de respuesta ante la demanda global. Masahiro Okutomi, productor en Sayama y decimoquinta generación de su familia, reconoce que ha debido suspender pedidos por falta de stock: “Estoy contento del interés mundial, pero a corto plazo casi representa una amenaza”.
Redes sociales como motor del boom
El auge del matcha tiene mucho que ver con las redes sociales. Influencers como Andie Ella, con 600.000 seguidores en YouTube, han convertido el matcha en un símbolo de estilo de vida saludable y sofisticado. Millones de videos muestran recetas y rituales, alimentando el deseo de una nueva generación de consumidores.
Tensiones comerciales y futuro incierto
A la escasez se suman amenazas como el posible aumento de aranceles estadounidenses, que podrían pasar del 10% al 24%. Japón, además, ha visto reducirse su número de explotaciones agrícolas a una cuarta parte en 20 años, lo que pone en jaque la continuidad del oficio.
¿Es posible satisfacer la sed global de matcha sin sacrificar su esencia artesanal? Por ahora, el matcha sigue siendo un lujo codiciado, símbolo de una tradición que resiste y se reinventa frente a los desafíos del mundo moderno.