Aunque cada persona puede ser un marca, la felicidad no debería ser medida en el número de likes que se obtienen en cada foto compartida en redes sociales.
La sociedad es víctima de la mala implementación de tecnología. En 2017 un estudio de Royal Society of Public Health de Reino Unido, reunió 1.500 jóvenes entre 11 y 25 años, concluyó que Instagram es la red social con mayor probabilidad de inspirar sentimientos de ansiedad.
¿Pero cómo nos afecta?
El porcentaje de personas que comparan su vida real con la ficción de un timeline todos los días aumenta, los más jóvenes crean en su conducta un cuadro de inseguridad, es muy dificil ver fotos de personas enojadas o cuando rompen en llanto por estar tristes; esa historia no se cuenta en redes sociales.
Siete de cada diez dijeron en el estudio de la RSPH que Instagram les hacía sentirse peor sobre su imagen corporal, la mitad dijo que Instagram y Facebook exacerbaban su ansiedad
¿Por qué creer en un cuento ficticio cuando la realidad es otra? Para Seherly Cramer, líder del estudio de la entidad británica, las redes sociales están “intrínsecamente vinculadas con la salud mental”. «Se han convertido en el espacio en el que formamos y construimos relaciones, nos expresamos y aprendemos del mundo que nos rodea».
Facebook Twitter e Instagram en sus normas tienen la prohibición de permitir a personas menores de 13 años se registren, aunque en la práctica ninguna de las plataformas puede comprobar que la norma se cumpla. En el Reino Unido la mitad de los niños entre 11 y 12 años tienen cuentas activas en las plataformas digitales.