Los fuegos artificiales han estado presente en diversidad de escenarios, pero su origen se remonta a hace más de 1,200 años, cuando un cocinero mezcló accidentalmente sal, azufre y carbón, en una rama de bambú y este explotó.Desde ese momento los aldeanos decidieron que era una buena forma de espantar a los espíritus.
En 1295 Marco Polo los llevo a Europa, los italianos fueron los primeros en darle coloración agregando sales metálicas como estroncio para el rojo, bario para el verde, cobre para el azul y sodio para el amarillo. El clorato de potasio aumentaba el brillo.
En 1966 los explosivos en forma de cereza “Cherry Boms” eran los favoritos del baterista de The Who Keith Moon para destruir baños en la giras, su afición por la pirotecnia le trajo problemas al momento de buscar habitación en los hoteles donde se quedaría la banda antes de los conciertos.
Inauguración de eventos deportivos y fiestas del último día del año son escenarios donde la pirotecnia es protagonista.
Más luz y menos ruido
En Italia se establecieron políticas para prohibir los fuegos artificiales que generen ruido debido a la afectación que estos producen en animales salvajes y domésticos. Los perros suelen atemorizarse y huir ya que no comprenden de donde proviene el ruido, las aves reaccionan frente a los estruendos con taquicardia; los gatos suelen correr detrás de ellos por curiosidad, corriendo el riesgo de lastimarse con ellos, sumado a esto los explosivos liberan aluminio y partículas dañinas para el suelo, el aire y el agua.
Las festividades deben ser preservadas para las futuras generaciones y para que el futuro sea el mejor debemos conservar el ambiente, fuegos artificiales con más luz y menos ruido es una alternativa para todos los seres vivos.