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Biohacking: La creación de nuevos sentidos humanos

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¿Qué pensarías si cada vez que miras al norte se produce una pequeña vibración en tu pecho? Esto es lo que sucede en el cuerpo de Liviu: “si algunos animales tienen este sexto sentido porque nosotros no”. Un implante electrónico llamado North Sense está en su cuerpo. Como si de un piercing se tratará, va sujeto con dos barras de titanio e incluye un chip electrónico con brújula y conexión Bluetooth.

Liviu, es el director de su propia empresa Cyborgnest, responsable del implante que usa. Para él, este tipo de avances es el primer paso para un sistema de navegación completo que pretende acabar con la “generacion pantalla”.

«Caminas por la calle mirando al celular. Quieres ir a un lugar pero no tienes ni idea de lo que ocurre a tu alrededor porque estabas mirando la pantalla todo el tiempo»,contó en entrevista a BBC.

«Imagina si no necesitaras hacerlo. Podrías navegar por el mundo como si fueras un pájaro y sabrías todo el tiempo dónde estás exactamente. La gente ciega podría orientarse también».

Al Extremo

Rich Lee es ebanista, vive en Utah, Estados Unidos tiene 40 años y dentro de la jerga del biohackin es un “grinder” esto lo define como alguien que realiza modificaciones extremas en su cuerpo.

En sus dedos tiene imanes y dos chips de Comunicación de Campo Cercano (NFC, por sus siglas en inglés) que pueden programarse para ver páginas web o abrir puertas.

También tiene un chip en su antebrazo para medir la temperatura constantemente e implantes de audífonos en las orejas.

Rich, ha probado Crispr quizá la forma de biohacking más radical, este método es usado por los científicos para modificar el genoma.

Los experimentos de Rich son desarrollados de manera casera y admite que de llegar a fallar puede perder la vida.

«Tenemos todo este conocimiento de ingeniería genética y lo que yo apoyo es la idea de que podamos cambiar nuestros genes y obtener modificaciones genéticas de la misma manera que nos hacemos un tatuaje», sostiene.
«Me gustaría ver una sociedad biológicamente fluida en la que la gente pueda incrementar ese tipo de cosas». Pero, por supuesto, este biohacking casero puede salir muy mal.

El atajo

Para el director de la organización británica Virtual futures, Luke Robert Mason, hay un gran entusiasmo con el Biohacking pero cree que «falta un largo camino para alterar de manera radical el cuerpo humano».

«Lo que vemos hoy son los primeros pasos por parte de un grupo de valientes pioneros. La realidad de hoy día es mucho más experimental (y dolorosa) que la que se comunica al público».
«Hay mucho que se puede aprender de los resultados de su propia experimentación. Hay quienes argumentan que los biohackers son cada vez más responsables del avance en el desarrollo de dispositivos y tecnologías biomédicas».

Corina Ingram-Noehr, tiene 33 años, es de origen estadounidense trabaja organizando eventos y vive en Berlín. Tiene un ritual diario, usa la tecnología, hace dieta y consume más de 20 suplementos alimenticios diferentes para mantenerse en buena forma física.

En su armario guarda un “Power Plate” un aparato que vibra entre 50 y 30 veces por segundo, para sus ejercicios sean más efectivos y mientras todo esto pasa usa una lámpara infrarroja para estimular la producción de colágeno en su piel.

Corina tiene su propia versión de una “crioterapia” consiste en caminar por las frías calles de Berlín con las piernas descubiertas, asegura que este tratamiento con frío le resulta divertidísimo a los policías.

Mientras se recuperaba de una conmoción cerebral entró al mundo del biohacking, la conmoción la había dejado con dificultades para hablar su jefe le recomendó probar triglicéridos de cadena media (TCM), los cuales le ayudaron a «activar» su cabeza.

«Me dije: ‘Si esto funciona, si algo tan pequeño funciona tan bien, ¿qué más puede hacerlo?'».
«El biohacking significa para mí controlar tu propia biología. Es tomar un atajo para llegar al lugar que quieres, un camino rápido para tu salud. Al menos así es como yo lo veo», concluye.

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