Cel Pérez
La migración de africanos por medio de los colonizadores que llegaron por la costa, le brindó al nuevo mundo la oportunidad de deleitarse con sonidos estruendosos producido por golpes a tambores improvisados que buscaban desesperadamente hacerse oír. Esclavos obligados a trabajar y adaptarse a una nueva vida decidieron que seguir haciendo su música era importante.
Hermosos tambores retumban, acompañados del sonido del mar y olor a sal, huellas de África fusionadas con el agua caliente del Caribe que terminan por definir el folklore costeño que hasta hoy existe.
Tanto los africanos como los indios usaban la música como parte de sus cultos religiosos, ellos creen en diversos dioses a quienes le realizan rituales y la música como parte de este, es invaluable.
La influencia que ejerce tanto en el consciente como en el inconsciente es bastante determinante ya que altera el cerebro químicamente y al sistema nervioso central causando una sensación de euforia que te sumerge en ese mundo mágico y místico que rodea al ritual.
Acompañado del baile que también interviene como medio de liberación y expresión del alma y la mente estos dos ingredientes son fundamentales para la experiencia de bienestar y alegría que son los recuerdos de las playas, playas venezolanas. Pero no solo es un baile y una forma de alabanza también guarda un significado mucho más profundo. Este fue el puente de dos culturas distintas unidas por la música, es una celebración a la universalidad
Si, los tambores son a los costeños lo que el Gospel a la iglesia evangélica afroamericana. Música de alabanza y adoración dedicada a la liberación de las cargas y meditación en lo espiritual.
Una transformada e influenciada por la alegría de la costa del Caribe y la otra transformada a acordes y voces que hacen sentir en la mismas puertas del cielo y aunque ambas se perciben distintas, son usadas para lo mismo, y tienen su marca afroamericana
Esta es una forma distinta de espectar la fusión de muchas culturas unidas, de mirar algo bueno dentro de la tragedia tras la esclavitud y la matanza de indios, una manera de honrar a la cuna del hombre y la prueba de que cuando la tribu acepta el intercambio con extranjeros no solo estamos expuestos a enfermedades o destrucción; algunas veces podemos llegar a hacer cultura, patrimonio y música.