El día sábado 23 de junio se dio inicio a la víspera de San Juan, festividad del nacimiento de San Juan Bautista por parte del cristianismo. La fiesta cristiana de San Juan es el 24 de junio, seis meses antes de la víspera del nacimiento de Jesús. Estos seis meses son la diferencia que los evangelios indican entre uno y otro nacimiento.
La víspera comenzó con la misa en honor a San Juan Bautista, oficiada en la Iglesia de La Begoña, donde al terminar se bendijeron las distintas imágenes del santo que fueron llevadas por creyentes que acompañaban al San Juan de la Parranda, quienes con sus tambores adaptaron cantos de la iglesia en agradecimiento.
Desde allí, bajo el canto devocional de Ave María, comenzó la procesión hasta Tarapío, visitando en el camino altares de vecinos entre cantos y repiques de tambor. En la ruta, hubo un encuentro fraternal con la Cofradía Sanjuanera de La Cidra, donde se saludaron los santos, y se estrecharon lazos espirituales entre los seguidores. Se contó con el apoyo de la Policía Municipal de Naguanagua, quien acompañó a las cofradías hasta sus destinos.
Al llegar San Juan al altar que le tenían preparado en Tarapío, se le cantaron sirenas, sangueos, y golpes hasta la medianoche, la llamada Nochebuena de San Juan. La lluvia no faltó a la cita, bajo un torrencial aguacero resonaban los tambores con vehemencia.
Cuatro décadas de tradición en Tarapío.
Esta tradición tiene cuarenta años de mano de la Parranda de San Juan de Tarapío. La celebración ha sido mantenida en el tiempo por las familias fundadoras de la Parranda, entre ellas: Los Mendoza, Franco-Mijares, Bizamón, Barreto, Díaz, Hernández, algunas de ellas originarias de San Millán y otras poblaciones de la costa carabobeña.
Desde la perspectiva profana se ve fiesta, tambor, tabaco, aguardiante, alegría, pero para los sanjuaneros es momento de reencontrarse con su devoción, de compartir en familia, de peticiones, de agradecimientos, de recordar a quienes están ausentes. Es una fiesta, llena de misticismo, folklore, tradición, raíces afrodescendientes, lágrimas y risas.
Las ausencias, seres queridos que han fallecido, o que forman parte de la diáspora, fueron recordadas, y algunos se valieron de la tecnología para estar presentes a través de video llamadas.
Al amanecer del 24 de junio, la Parranda se dirige al río Las Marías en Trincheras, para realizar el bautismo de San Juan, como cierre de las festividades.
Este fotoreportaje fue posible gracias al apoyo de Richard Mendoza y Maria Elena Franco, miembros activos de la Cofradía Sanjuanera de Tarapío.