Con el boom de las criptomonedas a finales de 2017, donde el bitcoin emergió como el ejemplo más conocido, el número de «mineros» se multiplicó en el mundo y mucho siguen soñando con hacer fortuna a pesar de que se viven momentos de ganancias flacas.
En una habitación de su departamento, Ali acumula «plataformas» (rigs), conjuntos de tarjetas gráficas que generan las criptomonedas. Si bien su instalación sigue siendo rentable a pesar de la caída de los precios, las ganancias no tienen nada que ver con aquellas obtenidas al principio.
«Este es el peor período posible para invertir», dice este joven que prefiere no revelar su apellido. Todavía puede cubrir sus gastos, pero los meses en que podía generar 15.000 euros por máquina quedaron muy lejos.
«Hoy, se divide por diez», estimó al precisar que amasó lo suficiente como para afrontar entre seis y ocho meses de pérdidas, y seguir ganando.
Ali adquirió su primer «rig», una plataforma de seis tarjetas gráficas, en enero de 2017. Hoy, se prepara para comprar su séptima. El monto total invertido fue de unos 13.000 euros, pagados en parte con las primeras ganancias.
Para funcionar, la mayoría de las monedas virtuales necesitan máquinas conectadas a la red. Para fomentar la actividad, se emiten nuevas unidades de criptomonedas para recompensar a los mineros. Pero cuanto más numerosos son, menos se gana.
– Capacidad de cálculo triplicada –
«Nuestros clientes no están obteniendo lo que esperaban», reconoció en una nota de un blog a mediados de agosto Genesis Mining, una compañía que alquila capacidad de cómputo.
La firma subraya una «tendencia a la baja» en los precios y «un aumento significativo de la dificultad (de la minería) desde abril y mayo».
El colapso del Bitcoin, que ha perdido dos tercios de su valor desde diciembre, arrastrando a la baja a numerosas criptomonedas, no ha desalentado a los mineros.
Por el contrario, según el sitio bitinfocharts, la capacidad dedicada a la minería de bitcoins se ha más que triplicado desde la época en que su cotización alcanzó su techo y esa tendencia parece continuar. El lunes, una «granja» compuesta por más de 3.000 unidades de minería fue inaugurada en Rusia.
Como resultado, la rentabilidad colapsa. A mediados de diciembre, la unidad de referencia para la capacidad de cómputo, THash/second, pudo sacar el equivalente a 3,84 dólares en un día, frente tan solo 25 centavos que se obtienen hoy en día.
Frente a este escenario, Genesis Mining ha ofrecido a sus clientes alquilar equipos más nuevos a un precio reducido para disminuir a la mitad sus costos de mantenimiento. Una propuesta que ha sido recibida con frialdad.
¡No es justo! Sus primeros usuarios les permitieron estar donde están hoy. Dennos una extensión gratuita, nos la merecemos y lo saben», reaccionó un cliente en Twitter.
– Electricidad a buen precio –
Pero la minería puede ser costosa. Por ejemplo, el Antminer S9, un dispositivo de minería dedicado a bitcoin, vale más de 600 euros y consume 1.600 euros de electricidad por año.
Las personas, que tienden a centrarse en otras monedas virtuales que son más simples y más accesibles que el bitcoin, prefieren tarjetas gráficas menos codiciosas.
Sobre este tema, Philippe Vanbaelinghem, minero desde hace casi un año, se beneficia de una «enorme ventaja». Como agente de la compañía EDF (Electricidad de Francia), se beneficia de tarifas reducidas de electricidad, lo que le permite disminuir su factura 80 euros por mes, y generar al final 140 euros de ganancias mensuales.
«No todo el mundo está en la misma situación», reconoce al subrayar que cuando empezó pudo haber rentabilizado su inversión aún con tarifas normales de electricidad, pero ahora no es el caso.
Ali, inquilino, paga tarifas fijas que incluyen la electricidad. Una situación que no lo perturba. En un año y medio no ha recibido ninguna queja de su arrendador.
Si todo sale como lo previsto, Ali aspira a dejar de trabajar en cuatro o cinco años para vivir de sus rentas. Aunque con las criptomonedas «hay que esperarse de todo», precisó el joven de 25 años.