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La fría mano de la censura

Mahmoud Abu Zeid, también conocido como Shawkan, es fotoperiodista, y se encuentra encarcelado desde el 14 de agosto de 2013.

Cuando partidarios del ex presidente egipcio Mohamed Morsi chocharon contra las fuerzas de seguridad en El Cairo en la plaza Raba’a Al-Adawiya, el fotógrafo Mahmoud Abou Zeid, junto a otros periodistas en la ciudad, estaba allí para cubrir lo sucedido.

La manifestación se volvió violenta, y cientos murieron. Shawkan fue detenido al igual que periodistas de Francia y Estados Unidos. Mientras ellos fueron liberados, Shawkan continúa detenido. Se le imputa posesión de armas, asesinato, intento de homicidio, delitos que ha negado.

Temor a la imagen

“Soy un reportero gráfico, no un delincuente. Mi detención indefinida es psicológicamente insoportable. Ni siquiera los animales sobrevivirían en estas condiciones.”

A principios de 2017, la fiscalía pidió pena de muerte contra él. El Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas sobre detenciones arbitrarias calificó su detención de arbitraria y contraria a los derechos y libertades garantizados por la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.

Shawkan fue golpeado por agentes de policía y soldados durante su primer día de detención y en su trasladado a la prisión de Abu Zaabal: “Tenía mucho miedo, creí que iba a morir. A cada hora, venían y seguían golpeándome con todo tipo de objetos. Posiblemente fueron los peores días de mi vida. Me duele incluso recordarlos.”

El temor a la fotografía es real. La imagen, testimonio presencial, es una ventana del hecho fotográfico para los espectadores. Fotógrafos son víctimas de atropellos y detenciones arbitrarias, por ser extensiones de los medios de comunicación para hacer público un hecho que sí es condenable.

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