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Investigación del Washington Post reveló mentiras de la guerra de Afganistán

Dieciocho años y tres administraciones. Eso es lo duró la campaña de la guerra de Afganistán donde según una investigación del Washington Post, el gobierno estadounidense encubrió varios secretos del que fue calificado como el conflicto más largo de la historia de EE.UU.

 

Sabían que se había convertido en imposible de ganar, por eso The Washington Post estuvo en una batalla legal de tres años contra el Estado para mostrar lo reflejado en miles de páginas de documentos y notas. Militares, diplomáticos, cooperantes, oficiales afganos. Hasta 2.000 páginas de notas de más de 400 entrevistas con personas que desempeñaron un papel directo en la guerra y que, creyéndose amparados por el anonimato, ofrecieron una versión inusualmente sincera sobre todo lo que iba mal en Afganistán. Los documentos son el resultado de un proyecto federal, bautizado como Lecciones Aprendidas, puesto en marcha en 2014 para diagnosticar los errores en el conflicto —iniciado como represalia contra Al Qaeda tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001— con el objetivo de que no se repitan la próxima vez que Estados Unidos decida invadir o reconstruir un país.

 

Una de las declaraciones más impactantes sobre el desconocimiento de la misión fue la del general de tres estrellas Douglas Lute, que ejerció de alto mando de la Casa Blanca en la guerra durante las Administraciones de George W. Bush y Barack Obama: «Carecíamos de un conocimiento fundamental de Afganistán, no sabíamos qué estábamos haciendo. ¿Qué tratamos de hacer aquí? No teníamos la más remota noción de lo que estábamos acometiendo».

 

De acuerdo a cifras del Departamento de Defensa más de 775.000 efectivos estadounidenses han sido desplegados en Afganistán desde 2001. Se gastaron entre 934.000 y 978.000 millones de dólares, según estimaciones ajustadas a la inflación calculadas en un proyecto de la Universidad Brown, de Rhode Island.

 

“Cada dato fue alterado para presentar el mejor cuadro posible”, aseguró en una entrevista Bob Crowley, coronel que ejerció de consejero de contrainsurgencia entre 2013 y 2014. “Las encuestas, por ejemplo, eran totalmente poco fiables pero reforzaban la idea de que todo lo que hacíamos era lo correcto”.

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