Opinión / Envenenado

El imperio contraataca

el imperio contraataca

Por: Luis Cabrera

La injerencia directa del gobierno norteamericano en los recientes eventos políticos que ha vivido Venezuela, ha despertado nuevamente todo tipo de especulaciones respecto a sus verdaderos intereses en un cambio de directriz en lo Ejecutivo y Legislativo para nuestro país.

Desde lo más “superficial” como el interés en las reservas petroleras, hasta lo más “romántico” como la erradicación del socialismo en el continente, se van tejiendo a través de diversas matrices de opinión en las redes sociales. Y es que seguro ambos extremos son ciertos. Pero no podemos perder de vista el panorama de la región, y eso quizás nos responda la interrogante ¿por qué veinte años después?

Juguemos a Risk

Hemos escuchado declaraciones de representantes del gobierno venezolano afirmando que los problemas de venezolanos deben ser resueltos entre venezolanos. Una premisa contundente en cuanto a su coherencia y espíritu nacionalista, con un alto grado de sentido de pertenencia. Sin embargo, la diáspora, y sus consecuencias migratorias para los países que han recibido a cientos de miles de venezolanos, ha dejado sin valor esa bella premisa; el problema ya no es nacional, es regional.

Ante este escenario, EE.UU ha visto una oportunidad de generar una “solución” al problema venezolano, y con esto cooperar con los países más afectados por la migración venezolana (Colombia, Brasil, Ecuador, Chile, Argentina). Por supuesto, esta cooperación tendrá un trasfondo con cada uno de sus respectivos gobiernos, una deuda moral, política, y con intereses económicos sin duda.

No resulta sorpresivo que Bolsonaro (Brasil) y Duque (Colombia) hayan sido los primeros en ponerse a disposición en encontrar una solución “contundente” al conflicto venezolano. Ambas naciones no solo son los principales caminos de salida de venezolanos, sino que persiguen alianzas importantes con el gobierno estadounidense.

Ese amor por el pueblo venezolano profesado por múltiples líderes de la región, es una hermosa retórica, lo que está detrás de ello, es una inmensa necesidad en resolver el problema migratorio, que distorsiona en gran medida sus indicadores económicos, elevando el desempleo, la actividad comercial informal, y por si fuera poco es un arma política usada por sus respectivos detractores.
Los trapos sucios de casa llegaron a la sala de los vecinos.

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