El 21 de febrero de 2016, más de la mitad del país votó en contra de una posible nueva reelección del dirigente y entonces presidente Evo Morales. Pero gracias al Tribunal Constitucional y al reconocimiento del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Morales logró ser candidato una vez más.
Morales gobierna Bolivia desde el 22 de enero de 2006. La Constitución boliviana dispone que solo dos mandatos presidenciales continuos son permitidos, pero Morales ya iba por el tercero.
El 20 de octubre, el presidente buscaba asegurarse un cuarto mandato que le habría permitido gobernar hasta 2025.
Tras «13 años, nueve meses y 18 días», Evo Morales deja la presidencia de Bolivia. Lo anunció el domingo luego que el comandante de las Fuerzas Armadas, general Williams Kaliman, le pidiera que diera un paso al lado para desbloquear la crisis política y al menos tres semanas de intensas protestas que incluyeron motines policiales y la renuncia de ministros, gobernadores, alcaldes y los presidentes de la Cámara de Diputados.
«Ha habido un golpe cívico, político y policial», dijo Morales, quien apareció junto a su vicepresidente, Álvaro García Linera. «Mi pecado es ser indígena, dirigente sindical y cocalero».
¿Cómo empezó todo?
El verdadero problema empezó el día de las elecciones, el 20 de octubre. El Tribunal Supremo Electoral suspendió por sorpresa el conteo rápido con el 83% escrutado y con una tendencia que apuntaba a que iba a haber segunda vuelta entre el mandatario boliviano con el candidato opositor Carlos Mesa.
Al día siguiente, ese conteo rápido denominado Transmisión Rápida de Resultados Preliminares (TREP) se reactivó con un 95% de avance y con Morales ganando en primera vuelta por un estrecho margen.
La oposición lo llamó fraude descarado y las misiones de observación de la OEA y la Unión Europea pidieron segunda vuelta.
Los principales líderes opositores piden que se renueven todos los poderes del Estado y que se haga una junta de gobierno transitoria para organizar la nueva votación.
¿Qué dijo Morales?
En su discurso aseguró que estaba llevando su carta de renuncia a la Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia, mientras que se dedicaba a enumerar sus logros en materia económica. Destacó reducir la pobreza extrema de 35% a 15%, la creación de programas de subsidios, las obras de agua potable, energía eléctrica, telecomunicaciones y el programa de seguro de salud universal.
El gobierno de México le ofreció asilo político. De hecho, el canciller Marcelo Ebrard informó que su sede diplomática en La Paz ya ha recibido a «20 personalidades del Ejecutivo y Legislativo de Bolivia».